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Rafael Marco   Yves Pelletier. En el seno de Dios
   Rafael Marco , sma
 
 

Yves Pelletier es un compañero SMA que trabajó durante 18 años en la misión de Makalondi. Aprendió la lengua local, el gurmanchema . Estudió sus tradiciones y se hizo sencillamente a la vida sencilla de este pueblo del sur de Níger. Por razones de salud tuvo que volver a Francia y ahora que regresaba para pasar unas semanas con sus antiguos feligreses y amigos, moría repentinamente en su misión

 

 
 

 

Hemos vuelto hace un rato del entierro de nuestro hermano Yves Pelletier que ha tenido lugar en Makalondi esta mañana. Nos hemos reunido casi todos los sacerdotes, religiosas de la diócesis y un buen número de seglares a la salida de Niamey esperando la llegada de su cuerpo y luego hemos recorrido en comitiva los 100 Kms que nos separaban del lugar de su sepultura.

El camino es un erial casi todo él. Hay zonas de sabana donde crecen los arbustos y alguna acacia achaparrada. "Antes esto era un terreno de elefantes y leones. Había que atravesarlo con mucho cuidado y no cualquiera se atrevía a hacerlo", nos comenta Emmanuel originario de estas tierras. A la entrada de los poblados que atravesamos hay montones de leña bien apilada para transportarla a la ciudad, es una de las fuentes de ingresos para una población de viento y polvo; como no se tomen medidas urgentes el desierto hará pronto su aparición:

- Y pensar que esto llegó a ser un bosque, se lamenta Michel.

Poco antes de llegar a la misión entramos en una zona arbolada y umbrosa. Nos encontramos con varios baobabs, karités, caycedras. Una multitud discreta y afable nos acoge, Cuantos pueden ser ¿quinientos? Más, seguramente más; sorprende una asamblea cristiana tan numerosa en este país musulmán. Saludamos, reconocemos a unos y a otros, intercambiamos frases de amistad y surgen también los pésames hacia los compañeros SMA…Hay una delegación de Fada N'gurma y Kantchari (Burkina Fasso) vecinas, delegados de la diócesis de Maradí, sacerdotes y seglares italianos que cooperan con las misiones de Bomuanga y Makalondi. Se ha cavado la sepultura al lado de la iglesia que tiene forma cónica, como una choza del lugar, bajo las acacias.

La procesión de entrada la iniciamos en la residencia de los misioneros en silencio. Mucha gente se ha tenido que quedar fuera de la iglesia, no caben en el interior. Al entrar nos acoge un canto en lengua gurmanché, muy suave, apenas supera un murmullo cantado al unísono por toda la asamblea que se aprieta dentro de templo de forma circular. Me sobrecoge; parece un viento que acaricia las copas de los árboles, olas mansas que llegan hasta la orilla. Me da la impresión de entrar en el seno materno, en un lugar de paz acunado por las entrañas de Dios. Todos se mueven levemente llevando adelante su melopea de bienvenida. Me recuerda aquel: "Qué alegría cuando me dijeron…" que canturreaba mi madre poco antes de morir.

Preside la celebración el Vicario General de la diócesis, Laurent. Es de aquí y conoció muy bien a Yves, creo que fue él el que le llevó al seminario.

- Hoy vamos a celebrar la Eucaristía en gurmanchema. Estoy seguro que es lo que hubiese querido Yves. Es nuestra lengua y es la lengua que aprendió y que hablaba a la perfección. Este es el misal que tradujo al gurmanché y que escribió a mano, el libro de lecturas… que el Espíritu de Dios, a los que no entendéis, os revele su mensaje.

Laurent habla y provoca murmullos, alguna sonrisa; todos están pendientes de sus palabras:

- Entre los que estáis aquí ¿Quién es hoy su padre y su madre y sus hermanos y su familia? ¡Que se levante!

Toda la asistencia, como una sola persona, se pone en pie: ancianos, hombres y mujeres, jóvenes y niños.

- Es verdad, vosotros sois hoy la familia de Yves. Lo recordareis en vuestro corazón y él será vuestro valedor allá arriba; por eso se queda con nosotros, a la sombra de esta iglesia.

La Misa continúa, en el momento de la bendición final, todos los miembros de la SMA nos acercamos al ataúd y rezamos la oración misionera que tenemos la costumbre de rezar: por la misión de la Iglesia y por África, por los más pobres:

- En más de una ocasión, continua el Vicario General, le oí decir al padre Yves que se encontraba más a gusto en Makalondi donde pasó dieciocho años, que en Francia. Dios escuchó su oración y aquí se quedará para siempre, con nosotros, para nosotros.

-- Amen. Que así sea, responde la multitud.

Nosotros nos volvemos a Niamey; tenemos que regresar a Tera. La mayor parte se quedará y participará en la comida comunitaria y enseguida se tomará el camino de regreso. Aquí las acogidas son largas, los saludos copiosos, pero las despedidas de sobaquillo y por la sombra si la hay, muchos cargados de recuerdos, alguna nostalgia y con el alma un poco en vilo.